No se cual es la razón, pero empiezo a sentir picazón en mi garganta y ya imagino las derivaciones del caso!; seguramente mis defensas inmunológicas bajas están llamando con sus manitos, a todo bicho microscópico que vuela: vengan aquí, que el Fierro está regalado!.
Ya bastante preocupado, pido un te caliente con limón como para suavizar la molestia; me lo trae la Gallega con su típico apoyo anímico espiritual:
_Y ahora que te duele?.
_Me pica un poco la garganta!.
_Ah!, ya sé, culpa mía que ventilé la pieza!.
_No, mía por elegir cirugía bypass!, viva.
_Bueno no te vas a morir por un dolor de garganta!.
Es muy cierto, nadie se muere por dolor de garganta, eso lo tenía claro hasta que de tanta picazón, me produce un acceso de tos!. A mierda, eso sí que fue áspero!, pensé que me descosía los alambres del pecho y mi pobre maltrecho corazón rebotaría en el cielorraso!.
Proyecto que si semejante dolor me causa, aun bajo efectos del Tramal, no quiero ni pensar que será de mi al pasar de las horas!; recuerdo al cirujano autorizarme tomar ibuprofeno 600 por si lo necesitaba, por lo que empiezo a buscar el calmante tan desesperado casi como adicto a la merca inyectable!, por suerte lo encuentro en mi mochila/farmacia y me quedo mas tranquilo; tengo la opción B.
Otro tema que olvidé, es la poca cantidad de Tramal que me queda!; si bien son pocas gotas las que tomo, es bastante pequeño el frasquito que me dieron en el hospital; asi que ahora con las malas nuevas, no puedo quedarme sin el calmante.
Mando un mensaje a la farmacia, preguntando por stock:
_Tenés Tramal 100mg?. A los pocos minutos recibo respuesta:
_Ay no Paco!, tengo otros calmantes parecidos, pero ese recién te lo puedo traer mañana por la tarde. Tengo Calmador que viene al 5%, si no tenes mas te mando este.
_Si, mandámelo porque no creo que me alcance hasta mañana.
_Ok Paco, mandala a Yanet con la receta, porque sin receta archivada no puedo entregarlo!.
Ah!, o sea que el calmante está dentro de las drogas peligrosas; bueno, ya que nunca tomé algo parecido, no creo terminar adicto. Vuelve la gallega con el Calmador, lo dejo dentro del arsenal farmacéutico y sigo con mi rutina televisiva; solamente interrumpida por esa tosecita molesta, que me repercute hasta lo más íntimo de mi ser!. Van pasando las horas, a medianoche tomo las ultimas gotas de Tramadol que quedaban; así, a las seis de la mañana arranqué con el Calmador, sin tener en cuenta o comparación, que la dosificación del calmante no era la misma!.
Ya a media mañana, cada acceso de tos me dolía un poco más; ya comienza a preocuparme, pero para no entrar en pánico trato de pensar otra cosa, vuelvo al libro que estaba leyendo sin lograr concentrarme en la lectura.
Vuelvo a tomar Calmador al mediodía, almuerzo liviano, ya que la tos me tiene a mal traer; intento dormir un poco y se me hace imposible, ya por la tarde el dolor en el pecho es demasiado importante para ignorarlo; mi paranoia hace lo suyo, casi por reflejo desconfió del calmante, todo paranoico hipocondríaco sospecha de todo el mundo, pero la experiencia te dicta el planteo: ¿Qué fue lo último que cambié?.
Llamo a mi hermana por teléfono y lo primero que me apunta:
_No Paco!, es distinta la concentración del calmante; tenés que tomar el doble de gotas!.
_Uh!, me cago; y ahora que hago?.
_No te asustes, tomá 25 gotas; ya te va a ir calmando!.
Fue una utopía, no me calmó nada; llamo a la Farmacia preguntado por mi pedido:
_No Paco, recién mañana me envían Tramal; ¿no te sirve el que te mande?.
_No, me duele cada vez más; ya tomé ibuprofeno, pero ni mu!.
_No puede ser!, esperá que busco la posología de los dos y te llamo.
A los pocos minutos me llama y casi a los gritos:
_No Paco!, el Tramal tiene mucho más concentración!; para equipararlo tenés que tomar 50 gotas de Calmador!.
_Uh Gracias, me vuelve el alma al cuerpo!; pensé que me estaba descosiendo el pecho!.
_Ja, ja no te asustes, tomá 50 gotas, que ya mañana te llega el Tramal.