Si Señor!, lo encontramos, en un pacto de no agresión con nuestra anarquía, apareció el libro que estaba leyendo. Aquí va lo prometido.
Del libro “Los Trenes matan a los Autos”
de Roberto Fontanarrosa. Ediciones de la flor.
Capitulo:“Los Nombres”.
Hoja 123.
No, no se puede transmitir sin esos nombres, ojalá estuviera Marrapodi, o Camarrata, o Macarrata, o Camarrodi, Macarrata, ¡se tiiira Macarratta!, ¡Voló!, el micrófono hecho un puñal, un puñetazo sudoroso, ¿cómo puede haber un arquero García por ejemplo, García, que va a decir?, volóoo García, ¡qué mierda va a volar ese boludo!. ¡Que se quede parado para eso!.
martes, 13 de marzo de 2007
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2 comentarios:
h.achaval h.
jajajajja buenísimo!! qué párrafo!
tiene el candor del relato radial que escuchábamos de chicos en los partidos,la gracia indiscutida de un grande del humor gráfico y escrito que sabe donde está el botón de muestra.
y además deja picando cuánto tiene de carga un nombre...
gracias por el buen rato y el tesón de cumplir,esto demuestra que la anarquía puede dar sus frutos sanos!
cariños mabel
jajajaja! que buena... por eso: Fuenzalida... sinó cómo poh!?
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