miércoles, 27 de febrero de 2008

Leyendas del Litoral

Un cuento de mi ídolo: Roberto Fontanarrosa.
En este libro, usa muchas de sus amadas y tan criticadas “malas palabras”; esas que son imposibles reemplazar por sinónimos. Nunca olvidaré al reportero grafico de un periódico local, que para explicar el comportamiento agresivo y violento de la “barra brava” de Rosario Central, contra un juez de línea, escribió:
“Aparentemente el juez de línea, en respuesta a fuertes epítetos por parte de barras bravas a su persona, mirándolos sonriente, alzó su mano izquierda, cercó el dedo índice y pulgar formando un circulo, e introdujo el dedo índice de su mano derecha repetidas veces en el mismo”.
Comparto este texto, solo una pequeña muestra del humor del “Negro”, que me arrancó carcajadas y mi humilde forma de profesar, “que ya, lo extraño horrores!”.
Disfruten la leyenda de Yaguareté y Che Cambá.

Recorría una mañana Yaguareté, el tigre, los mil senderos de la jungla. Bello y elástico, buscaba, como siempre, algo para calmar su apetito. Fue entonces, cuando en un claro del bosque, vio a Che Cambá, el mono, ocupado en mordisquear unas bayas. Pero Che Cambá también lo oyó, con su oído adiestrado en detectar los peligros de la selva, y
corrió presuroso a treparse a un yatay, el Árbol de la Calumnia.
Astuto, Yaguaretè, el tigre, al pie del árbol le dijo al pequeño simio:
_Oye, Che Cambá….. ¿Por qué no bajas?. Baja, por favor.
Che Cambá negó con la cabeza.
_Baja –insistió Yaguareté, mañoso- Quiero mostrarte algo que encontré hoy en mis correrías.
_Mientes –dijo el mono-. Lo que tu quieres es comerme.
_Baja. Ya he comido. No tengo hambre.
Che Cambá pensó y, curioso como todo mono, al fin dijo:
_Solo lo haré con una condición.
_¿Cual?
_Que te ates con aquellas lianas, de tal forma que no puedas moverte.
Yaguareté vaciló un tanto.
_¿Con aquellas? –accedió, por fin.
_Si –dijo el mono, jadeante.
En un periquete, Yaguareté, el tigre, tomó las lianas y con movimientos veloces y felinos enrolló todo su cuerpo con ellas. Quedó en el piso, inmovilizado.
_¿Estás conforme ahora? –preguntó entonces, con la voz sofocada por el apretado abrazo de las lianas-.
_Baja, baja de una buena vez.
Che Cambá, pese a su ansiedad de animal curioso, meneó la cabeza.
_Hazte otro nudo sobre las patas delanteras –indicó-. _Veo que aún puedes moverlas.
A regañadientes, Yaguareté obedeció.
_Baja ya. Baja de una vez por todas –pidió, impaciente.
Che Cambá, el mono, comenzó lentamente a descender del Árbol de la Calumnia. Sin embargo, su cuerpo se veía estremecido por repentinos temblores.
_¿Por qué tiemblas ahora? –se ofuscó Yaguareté, el tigre-, _¿A qué le temes? Si estoy tan amarrado que no puedo permitirme ni el más mínimo movimiento…..
_No tiemblo de miedo. Tiemblo de nervios. Porque es la primera vez…..
–sonrió el mono- ….. que voy a culearme a un tigre!.

Moraleja: "No pidas nada con tanta insistencia, puede pasarte lo que
le pasó al tigre".

Extractado del cuento "Leyendas del Litoral"
En el libro "El Rey de la Milonga"
Publicado por "Ediciones de la Flor"