viernes, 18 de octubre de 2019

Maldita remolacha!. 10/09/2019.

Ya mis secuencias hipocondriacas me están torturando; hace varios días que habito en soledad nuestro dulce hogar, o no tan dulce!, pues la Gallega se tomó una semana para malcriar a León in situ, allá por los Buenos Aires. Mi único acompañante, es el viejo gato siamés que llamamos Ceferino, que por esas cosas del destino, venimos apostando a la ruleta rusa de la Madre Naturaleza, viendo cabeza a cabeza quien se va primero de este mundo; supuestamente tiene muchas más vidas que yo!, pero según nuestro veterinario, se pescó una neumonía que le está destruyendo los pulmones y tiene dos opciones: respira o traga su comida. Le recetaron una pastilla para su afección, la cual tengo que pulverizarla en su alimento para que no la separe con la lengua al comer!; es muy bicho y lejos más desconfiado que yo, siempre fue glotón, pero al mezclar el medicamento, lo huele y me queda mirando de reojo como insultándome. Ya probé varias trampas, pero no hay caso; pruebo untarle el hocico con dulce de leche, pero me tira unos manotazos, que de clavarme las garras en las manos, será su sentencia de muerte súbita!. Así venimos varios días en lucha, se resiste al medicamento, no se alimenta como antes; por las bajas temperaturas que no le ayudan, lo dejo dormir en la casa grande; ya eligió una de las camas sobre un acolchado mullido, cada tanto lo observo si aún respira y al acercarme levanta su cabeza para emitir un suave maullido como respuesta.
Con cada llamado telefónico, viene la encuesta de mi Gallega:
_Me regaste las plantas?.
_Llevaste al Ceferino al veterinario?.
_Cortaste el césped en el patio?.
_Arreglaste la cerradura de la casita vieja?.
_Le cambiaste la lámpara quemada al velador de la pieza?.
Lo peor del caso, es que no me deja espacio al aire para poder contestarle!; así que trato de responder con el único monosílabo autorizado (SI), de lo contrario se pone peor y entra a sacar facturas atrasadas desde el año 1980, haciendo insostenible la conversación telefónica. A veces usa el sistema de audio por Whatsapp, donde es más fácil para entenderle todos sus cuestionamientos, dado que puedo volver a escuchar si me pareció malinterpretar sus tonos iracundos y reproches; además sirve como prueba, aunque no pese legalmente, si bien no pienso darle de comer a ningún abogado, no puede negarme nada de lo que quedó guardado en audios!; que resulta beneficioso cuando anda en esos días de multipolaridad aleatoria, donde comienzo hablando con la Madre Teresa de Calcuta, sigo con el personaje de Mujer Bonita y termino mediando con Juana de Arco, o en el mejor de los casos, con Margaret Thatcher!. Cuando se cansa de su monologo, va el pedido:
_Contame algo.
Claro, trato de ponerla al tanto de las noticias del pueblo, que normalmente son todas malas o tristes; últimamente muchos de nuestros vecinos enferman de alguna variante de cáncer y no es agradable contarle, ya que como siempre empieza a somatizar síntomas impredecibles; pero si se los omito, el reproche es peor.
_Hoy me contaron que a Javier lo internaron de urgencia; parece que por hemorragia interna.
_Uh, pobre y donde lo internaron?.
_Justo estaba en Rosario, menos mal, si le ocurría en el pueblo o viajando, seguramente no llegaba.
_Y se sabe porque le paso?.
_No Negra, fue ayer a la mañana y aun no le dan parte médico. Se produce el típico silencio y lanza la encuesta:
_Y vos como andas?.
_Bien, no te preocupes, total no creo que pueda avisarte el día de mi muerte, je je.
_Ah, estúpido!, cuídate y no jodas con eso!.
Nos tiramos un beso comunicacional y bidireccional como despedida, y sigo mirando la tv hasta que me canse. Siento la necesidad de orinar, salgo de la habitación, me ubico frente al sanitario, y me descargo normalmente; cuando me inclino para presionar el botón del desagüe, veo todo el fondo del inodoro en color rojo!; agudizo la visión tratando de certificar que no veo mal, me acerco un poco más al fondo del sanitario, sigo con mi clásica secuencia de espanto interno, y vuelvo a caer en brazos de mi paranoia.
Son segundos en que vienen a mi memoria la internación de Javier, su afección y trazo mentalmente el paralelismo estúpido: me estoy desangrando!; le gano la ruleta al Ceferino!; mañana me encontraran desangrado en el baño!.
Si hubiese una cámara de video en este espacio, los segundos de esta filmación serian de un furor vergonzoso en las redes sociales; un pobre viejo desnudo, pensativo con el miembro sostenido con su mano izquierda, con ojos desorbitados, inmóvil, despeinado, desgarbado, blanco canoso y pálido, sin emitir sonido, apuntando al botón del inodoro sin presionarlo pues teme borrar las pruebas de su muerte, dubitativo, desesperanzado, al borde de la resignación, recibiendo la señal de su final en este mundo!.
Por suerte o destino, mi mente se pone en búsqueda indizada, supuestamente efecto de alto nivel de adrenalina, y recuerda que al mediodía había ingerido remolacha hervida!.
Que hermoso pedazo de idiota!; no debo comer más esas malditas remolachas, cuando estoy solo.

sábado, 3 de agosto de 2019

Rápido y furioso. 22/07/2019.

Ultimamente, mis noches de invierno son complicadas, todo parece conspirar en contra de mi salud; no podemos abusar de los calefactores a gas, debido al sinceramiento tarifario de nuestro actual gobierno; como ayer estuvo nublado todo el día, tenemos temperatura normal de iglú en toda la casa; pero ya resignado al “de algo hay que morir”, el calefactor de nuestra habitación lo tengo regulado a la desorbitante temperatura de 19 grados centígrados!; una locura para una familia tipo clase media y asalariada; sumando que el mismo frio invernal, nos produce las inevitables ganas de orinar, además de no aceptar el uso de la escupidera nocturna o papagallo en la habitación, si o si debemos viajar por la cámara frigorífica hacia el baño, lo más rápido y furioso posible.
En resumen, al pasar por la cámara de descompensación que por defecto se instaló entre nuestra habitación y el baño, uno se expone al choque por amplitud térmica de 15 grados mas o menos!; aunque ya tengo el acto de arrojo muy bien aceitado, este lunes por la madrugada me cambiaron algunas variables y no resultó como siempre. Ya salté de la cama bastante rápido, mucho más de lo normal para mi edad; el alerta de mis esfínteres fue muy alto, tipo: ahora o no llegas ni a la puerta!; pasé sin cerrar, sin encender las luces, vi la tapa del inodoro levantada, bajé apenas la cintura del pijama y liberé el abrupto caudal de orina con un suspiro casi orgásmico; fue bastante cantidad, en muy pocos segundos que debido al rebote en el agua del inodoro, producía el ruido característico de la lluvia copiosa; cuando ya había vaciado la vejiga, busco el papel higiénico para contener esa odiosa ultima gotita, que sabrá Dios por cual defecto de fábrica no posee pico anti goteo y ya no tengo la voluntad de sacudirla como cuando era más joven; estiro mi mano derecha, ejecuto la maniobra de pinzas con el dedo pulgar e índice, pero no siento el rollo de papel!; trato de agudizar la vista al portarrollo, vuelvo a repetir la operación y nada!; es en ese justo momento donde recapacito y me pregunto: estoy soñando?; no estoy en la misma dimensión del papel?; peor aún: no estoy en el baño y orine el calefactor?; no hay papel!, es solo una visión impulsada por mi subconsciente pulcro y aseado?.
En pocos segundos, mi ancestral paranoia, como siempre lo hace, olvida las preguntas y sigue con las supuestas conspiraciones!; estoy sufriendo desprendimiento de retina!; me desmayo ahora en este preciso instante!; se suma mi otro yo, ese que es más realista que yo, para alertar y recordarme que soy un paciente cardiaco, tornando todo más tétrico!; se está deteniendo mi corazón!; se produjo un aplastamiento de mi carótida y no me llega sangre al cerebro!; voy derecho a la muerte cerebral por colapso de mi sistema circulatorio culpa de las bajas temperaturas!; en el mismo momento sufro escalofríos por toda mi espalda subiendo a la nuca, noto que estoy transpirando y se me disparan todas las endorfinas posibles, hasta esas que te fruncen los esfínteres!.
Replanteo mi situación en pocos segundos, siento las piernas, me voy apoyando a los muebles y paredes tratando de volver a la habitación, y buscando de llegar a mi celular para avisar del caótico momento!. Me siento al borde de la cama, apoyo mi mano en la Gallega que dormía profundamente y en un rapto de cordura, vuelvo a replantear la situación:
Si llegué hasta aquí, tal mal no estoy!; debo haber sufrido un bajón de presión sanguínea, pero gracias al buen funcionamiento de mi sistema circulatorio ya me recuperé!; será la secuencia de síntomas que terminara en un infarto?; si despierto a mi Gallega para ponerla al tanto, entre lo que cuesta despertarla, escuchar los insultos que si o si son inevitables para que después llame a todo el mundo familiar a estas horas de la madrugada, por nada!; o por algo que pasó, no tengo pruebas y solo simula un simple ataque de pánico?.
También recuerdo, que debido a mis quejas de un dolor raro, terminé ya hace dos años con mi corazón paseando por el quirófano!; además, que sentido tiene avisar que me estoy muriendo?, como si la suerte o destino cambie algo si logro alertar o no, a todo mi entorno!; suspiro un par de veces, levanto las frazadas, percibo que bien al lado de ella la temperatura es mas alta, y no resisto el impulso de acomodarme en posición cucharita; bien cerquita, como si fuéramos piezas de un rompecabezas, tan bien pulidas por el tiempo, casi como piedras de una pirámide egipcia, que al no dejar espacio entre los cuerpos, es imposible no verlos como un todo!; y me alegra el alma!, me llena de paz tan solo saber que sigo vivo; respiro profundo y lento como para saborear todo su aroma de mujer normal, sin aditivos ni maquillajes; me duermo con la sola esperanza de despertar en el mismo lugar, prometiendo escribir este suceso fortuito en los próximos días, para que mis amigos rían conmigo, asumiendo el efecto colateral insalvable: cuando mi hermana Daniela lo lea, seguramente me llamará por teléfono para recagarme a pedos!.

lunes, 4 de febrero de 2019

Tos o muerte?.08/08/2017.

No se cual es la razón, pero empiezo a sentir picazón en mi garganta y ya imagino las derivaciones del caso!; seguramente mis defensas inmunológicas bajas están llamando con sus manitos, a todo bicho microscópico que vuela: vengan aquí, que el Fierro está regalado!.
Ya bastante preocupado, pido un te caliente con limón como para suavizar la molestia; me lo trae la Gallega con su típico apoyo anímico espiritual:
_Y ahora que te duele?.
_Me pica un poco la garganta!.
_Ah!, ya sé, culpa mía que ventilé la pieza!.
_No, mía por elegir cirugía bypass!, viva.
_Bueno no te vas a morir por un dolor de garganta!.
Es muy cierto, nadie se muere por dolor de garganta, eso lo tenía claro hasta que de tanta picazón, me produce un acceso de tos!. A mierda, eso sí que fue áspero!, pensé que me descosía los alambres del pecho y mi pobre maltrecho corazón rebotaría en el cielorraso!.
Proyecto que si semejante dolor me causa, aun bajo efectos del Tramal, no quiero ni pensar que será de mi al pasar de las horas!; recuerdo al cirujano autorizarme tomar ibuprofeno 600 por si lo necesitaba, por lo que empiezo a buscar el calmante tan desesperado casi como adicto a la merca inyectable!, por suerte lo encuentro en mi mochila/farmacia y me quedo mas tranquilo; tengo la opción B.
Otro tema que olvidé, es la poca cantidad de Tramal que me queda!; si bien son pocas gotas las que tomo, es bastante pequeño el frasquito que me dieron en el hospital; asi que ahora con las malas nuevas, no puedo quedarme sin el calmante.
Mando un mensaje a la farmacia, preguntando por stock:
_Tenés Tramal 100mg?. A los pocos minutos recibo respuesta:
_Ay no Paco!, tengo otros calmantes parecidos, pero ese recién te lo puedo traer mañana por la tarde. Tengo Calmador que viene al 5%, si no tenes mas te mando este.
_Si, mandámelo porque no creo que me alcance hasta mañana.
_Ok Paco, mandala a Yanet con la receta, porque sin receta archivada no puedo entregarlo!.
Ah!, o sea que el calmante está dentro de las drogas peligrosas; bueno, ya que nunca tomé algo parecido, no creo terminar adicto. Vuelve la gallega con el Calmador, lo dejo dentro del arsenal farmacéutico y sigo con mi rutina televisiva; solamente interrumpida por esa tosecita molesta, que me repercute hasta lo más íntimo de mi ser!. Van pasando las horas, a medianoche tomo las ultimas gotas de Tramadol que quedaban; así, a las seis de la mañana arranqué con el Calmador, sin tener en cuenta o comparación, que la dosificación del calmante no era la misma!.
Ya a media mañana, cada acceso de tos me dolía un poco más; ya comienza a preocuparme, pero para no entrar en pánico trato de pensar otra cosa, vuelvo al libro que estaba leyendo sin lograr concentrarme en la lectura.
Vuelvo a tomar Calmador al mediodía, almuerzo liviano, ya que la tos me tiene a mal traer; intento dormir un poco y se me hace imposible, ya por la tarde el dolor en el pecho es demasiado importante para ignorarlo; mi paranoia hace lo suyo, casi por reflejo desconfió del calmante, todo paranoico hipocondríaco sospecha de todo el mundo, pero la experiencia te dicta el planteo: ¿Qué fue lo último que cambié?.
Llamo a mi hermana por teléfono y lo primero que me apunta:
_No Paco!, es distinta la concentración del calmante; tenés que tomar el doble de gotas!.
_Uh!, me cago; y ahora que hago?.
_No te asustes, tomá 25 gotas; ya te va a ir calmando!.
Fue una utopía, no me calmó nada; llamo a la Farmacia preguntado por mi pedido:
_No Paco, recién mañana me envían Tramal; ¿no te sirve el que te mande?.
_No, me duele cada vez más; ya tomé ibuprofeno, pero ni mu!.
_No puede ser!, esperá que busco la posología de los dos y te llamo.
A los pocos minutos me llama y casi a los gritos:
_No Paco!, el Tramal tiene mucho más concentración!; para equipararlo tenés que tomar 50 gotas de Calmador!.
_Uh Gracias, me vuelve el alma al cuerpo!; pensé que me estaba descosiendo el pecho!.
_Ja, ja no te asustes, tomá 50 gotas, que ya mañana te llega el Tramal.

sábado, 19 de enero de 2019

Me cagaron de nuevo. 07/08/2017.

Por fin en casa, voy planificando fríamente mis movimientos; no tengo problemas en subir por las escaleras, ya que siempre pensando en que llegaré a viejo, fue diseñada con escalones de 13 centímetros de alto, facilitando la subida sin esfuerzo de piernas y sin riesgo de caídas.
Me instalo en el dormitorio, voy acomodando la pila de medicamentos, agua, galletitas, control remoto, celular y tablet, todo a mano como para no molestar a nadie. Obviamente que mi Gallega no estaba de acuerdo, ella prefiere no tener que subir las escaleras, pero su empecinamiento de ventilar toda la casa, no hace posible la mediación con mi estado de salud!; así remarco mi coto de supervivencia, mi dormitorio, un espacio pequeño, ubicado a tres metros del sanitario, para uso exclusivo.
Después de unas horas de acomodado llaman a la puerta, empleados de la empresa telefónica, atiende Yanet:
_Buenos días señora, venimos por el cambio en el servicio de internet.
_Ah!, pero mi marido está recién operado; a ver, déjenme preguntarle.
Sube protestando al dormitorio y empieza el cuestionamiento:
_Porqué justo vienen ahora?, vos los llamaste?.
_No Mami, hace como un mes que cambie el servicio y me tenían que cambiar el router.
_Y que les digo?.
_Decile que anda bien por ahora, que cualquier problema yo les vuelvo a llamar.
_Ah, pero porque no bajas y hablas con ellos, que yo no entiendo nada.
No hay forma de cambiar su postura, cuando se lanza en una dirección, es como un misil teledirigido, no hay manera de disuadirla; así que vuelvo a bajar lentamente por la escalera y voy escuchando a mi Gallega:
_Mire señor!, hace una semana lo operaron del corazón a mi marido y tiene que cuidarse.
_Así que no lo hagan enojar como siempre!.
_No señora!, por favor, deje venimos en otro momento, no queremos molestar!.
_Si ustedes no saben como se pone de nervioso cada vez que habla por teléfono con ustedes; y no quiero que pase ahora, justo que lo han operado!.
Si, mi historial de reclamos y cuestionamientos con estos estafadores, es asombrosa; tienen el monopolio asegurado, los usuarios cautivos y todas las mañas de las corporaciones multinacionales: cuando te ofrecen los servicios, son Papa Noel; cuando facturan son la mismísima encarnación del Diablo.
_Disculpen, pero recién hoy me voy acomodando en casa.
_Si don Achaval, no se haga problema, veníamos por el cambio de servicios, pero volvemos en otro momento; le anda bien?.
_Si, por ahora anda y tengo conectado un extensor de WiFi para la casa del fondo, así que si me cambias el router ahora, voy a tener que configurarlo de nuevo.
_No, entonces dejamos todo como está; nos firma el parte técnico y listo.
_De acuerdo, si tengo algún problema los llamo.
Les firmé la hoja de trabajo, saludaron amablemente; volví a mi dormitorio agradeciendo haber solucionado bastante rápido el asunto, la Gallega siguió acomodando ropa y mientras conectaba la Tablet me avivo de un pequeño detalle: no me dejaron el router nuevo!. Suelto un insulto en voz alta y al escucharme pregunta:
_¿Que pasó?.
_Me cagaron de nuevo, que mal nacidos!, me cagaron de nuevo!

martes, 8 de enero de 2019

Et home. 07/08/2017.

Hace solo una semana estamos domiciliados en el Hospital, pero ya extraño nuestra casa; es irónico pensar cuanto valoras las pequeñas cosas, solo cuando las pierdes en contra de tu voluntad!; poder modificar horarios, posturas, iluminación y demás comodidades sin lidiar con terceros. También los cirujanos sugieren que mientras se den las posibilidades, siempre es mejor recuperarse en tu medio ambiente y sin exponer tus defensas naturales con agentes patógenos desconocidos; así que si mi futuro cercano, es partir a casita.
Comienzan a recetarme todos los medicamentos, con lista estricta de horarios y tomas; en resumen son como diez pastillas y gotas por día!, y sin personal competente para dicho control, tendré que hacerme cargo!; con todo el tiempo del mundo, voy cargando en mi celular, todas las alarmas con sus respectivos nombres de cada medicamento, ya que en principio veo son todas del mismo color y tamaño.
Por fin identifico cual es el calmante que vengo tragando y que mantiene mi cuerpo sin dolor, además de no permitirme fijar la vista, los ojos se me disparan a los costados; es el conocido Tramadol, seguramente con algo parecido a la morfina.
Ya nos confirman el alta médica, y partiremos por la mañana; solo una noche más por aquí. No se muy bien porqué, pero dormí perfectamente; supongo la esperanza de salir de aquí me distiende; Yanet empieza recuento de pertenencias, ropa y compras, juntando como seis bultos incluidos su colchón de emergencias; ayudan a vestirme y salimos por los pasillos a donde nos espera Juanpi en nuestro automóvil; por fin respiro aire normal, veo un poco mas de luz solar, subimos y partimos rumbo al pueblo.
Hicimos unas cuadras por la ciudad y Yanet, calculando el horario cerca de mediodía, decide parar a comprar unas empanadas en una rotisería conocida; se baja sin su celular, por lo que Juanpi con miedo a que compre alguna variedad que no sea de su agrado, también baja sin llevar su móvil; pasan 10 minutos mas o menos, sigo mirando mi teléfono, solo arriba el auto, casi inmovilizado por las cicatrices, el auto abierto, sentado en la parte trasera y mi paranoia me juega otra de las suyas: y si me asaltan?, ni gritar puedo!.
Ya son 15 minutos y ni noticias de mis acompañantes, estoy traspirando como testigo falso, creo me están acelerando las palpitaciones, se me está secando la boca; suerte la mía!, que pedazo de fierro; cuando la desesperación me estaba ahogando, suena mi teléfono, está llamando la Belu!, ay Dios, por lo menos si muero acá, alguien se entera de los detalles!. Cuando le paso el parte de mi situación, empieza a los gritos en contra de su hermano y madre:
_Como que te dejaron solo en el auto?, que desubicados!, y eso que les dije.
_Si, ya está Belu, no me cortes, así se me pasa el pánico je je.
_Y como estas Pa?.
_Un poco mareado, pero bien.
Seguimos charlando un rato, preguntando por los nietos, contándome algunas de sus últimas ocurrencias; a los pocos minutos llegaron los dos con las empanadas, sin ni siquiera percatarse de lo mal que la pasé. Tendré que superarlo, pero me cuesta un montón, siempre el fantasma del accidente cardíaco, está picaneando mi retorcida conciencia y cuando creo haber pasado lo peor, se cruza otro detalle que evidencia la fragilidad de mis días.