miércoles, 19 de septiembre de 2007

Que Rico!.

Pensábamos cenar como siempre en un tenedor libre, donde normalmente pago mas de lo que consumo, pero mi Gallega (que se preocupa por nuestra economía) recupera mi bajo nivel con amplio margen. Sucede que la madre Naturaleza, tenia otro planes para el sábado por la noche, el cual incluía un diluvio justo en el mismo horario que disponíamos trasladarnos de peatones al comedor.
Como me tiene acostumbrado, a pocos metros de la entrada al local sobre Avenida de Mayo e Irigoyen, se plantó como mula de carga, delirando sobre si el lugar parecía caro, solo por la cantidad de comensales que se veían por sus ventanales, o por la decoración interior!; en esos delicados momentos no uso palabras de cordura, ya que no tiene demasiado sentido, solo levanto mi vista como implorando serenidad cósmica, pronuncio con voz bastante grave un ¡Negraaa!, agregando a continuación: tengo hambre, está lloviendo y siempre soy el que paga!, ¿cuál es el problema?.
Nos acomodamos en una mesa a su elección, nos trajeron la carta como corresponde, demoramos escasos quince minutos de evaluación, ante la presencia del mozo a nuestro lado, pedí la sugerencia light “milanesa de soja gratinada, con torrete de arroz y mi Gallega, solo “milanesa de ternera a la Napolitana, con guarnición de papas fritas y ensalada de zanahorias ralladas”. Esperamos unos minutos, llegó el mozo con ambos platos y pretendió acomodar el plato light justo al frente de ella, recibiendo un fuerte NOOO!, eso es para el (dijo mi amada Galle) y agregué en forma de pregunta: ¿no se nota quien hace régimen?; palabras que luego de haberlas dicho, me arrepentí!; normalmente, acotaciones como esas producen automaticamente su enojo, adosado a un silencio tétrico y miradas ajenas; afortunadamente por un extraño clima de buen humor, supuestamente por estar de viaje por Capital, no produjo los acostumbrados cataclismos.
Ya concluida la opípara cena (por lo menos para mi), comenzamos a deleitarnos con el deporte conocido como “mirar”, es totalmente gratis, inofensivo y hasta a veces, bastante educativo; cuando en ese trance hipnótico descubre a una pareja saboreando a dúo, un postre tipo torre, que a simple vista se suponía muy poco dietético; surge su conocida danza del que rico, que a continuación paso a detallar: comienza abriendo su sensual boca para cerrarla violentamente mordiendo sus labios, simultáneamente levanta ambos párpados cual señal de asombro y menea la cabeza para ambos lados, cierra su piernas como si no fuera a saborear solo con su sentido del gusto, apoya ambas manos en posición de largada y exclama con énfasis obsceno casi susurrado: “¡Que Rico!”.
Por supuesto!, pedimos Torre Oriente para los dos y solo dejó de controlar mis cucharaditas, cuando ella ya se había empalagado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo fuera tu señora, después de este post te mataba!
Pobrecita, ni comer tranquila la dejan... y lo publican más encima...
Oye, Paco, y por qué te dió en Argentina por ser vegetariano?

DudaDesnuda dijo...

Anduviste cerca de donde yo trabajoooooooooooo!!! Claro, no los s�bados y menos de noche, occcbio.
�C�mo la pasaste? �C�mo estuvo el San M art�n???

Pal: a mi hija le da por ser vegana y es m�s argentina que el dulce de leche.

A los dos: besos sin lluvia.

DudaDesnuda dijo...

¿Por que me sale en Arameo si esribo los acentos???

Besos y preguntas.