viernes, 6 de marzo de 2009

El Civil


El día anterior habíamos prometido arrancar bien temprano, como para no sufrir apurones, ni caer en las acostumbradas: “yo te dije, apurate!, mirá la hora que es!”; cuando en realidad, es justamente este tipo de actitudes que mejor describen a nuestra familia, en especial la rama femenina!. Comenzó la mañana con llamados telefónicos, mensajes de texto, acuerdo en horarios para peluquería y maquillaje a domicilio; todo bien planificado, salvo que: llegada de familiares, la normal y natural conversación, mate de por medio, terminó en casi un alarido: aaah!, ya son las diez.
Es cuando se produce esa rara actitud, de hormigas a las que le patearon el hormiguero; corren nerviosas de un lado a otro, casi siempre gritando y mirando con odio, a quienes no jugamos su mismo juego; quien llevó la peor parte fue mi suegro, (el abuelo Yoyo), que recién terminó de abotonar su inmaculado saco blanco, cuando bajo del auto en frente del Juzgado.
Con casi todos los participantes presentes, se disparan las primeras fotos; vamos entrando en la pequeña sala, en silencio como corresponde; voy buscando una ubicación preferencial para filmar el acto. Comienza la lectura de los artículos, los mismos que se leen siempre, los mismos que escuchamos con mi Gallega hace 29 años y casi nadie recuerda haberlos escuchado!. El Señor Juez (un viejo compañero de andanzas adolescentes) le imprimía un toque de informal, haciendo bromas y comentarios sobre los pocos que alcanzan a recordar sus lecturas; pero la mayor informalidad, estaba presente en las vestimentas de los participantes; aun con varios años, es una de las contradicciones que no asimilo: para una ceremonia de corte legal, informalidad; en ceremonias religiosas cristianas apostólicas romanas, todas las pompas!, si Jesús nos viera, se auto crucifica!.
A la salida, el rito de arrojarle arroz a los recién casados; donde gracias a mi amiga Lili que llevo del común, logré recuperar mi “yamani” (de diez mangos el kilo), que mi Gallega manoteo de la alacena, cuando la peluquera preguntó si lo llevaba para la salida.
Después de varias poses y fotos repetidas con varias cámaras digitales, partimos al camping donde teníamos preparado el almuerzo, el infaltable asado argentino, yo pizza!.Se nos fue un poco la mano con los brindis, pero valía la ocasión!.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Enhorabuena Paco, que no has perdido una hija, sino que has ganado un hijo, besos.
Lili

Victoria dijo...

muy bueno paco, como hiciste para mantener callada a la gallega??
SALUDOS! Y FELICITACIONES!

mabel casas dijo...

todo bien y todo vibración
un día como éste, que las demoras, los choferes, el video ?
la ropa el maquillaje
nada tiene el valor
de la vida misma que sigue y nos da estás situaciones y nos deja haberlas alcanzado

tus relatos: geniales!!!
felicitaciones por todos y todo
cariños