miércoles, 24 de enero de 2007

SALUD esclava, en un pais supuestamente libre

Es grave detenerse a pensar, solo cuando nos toca sufrir las consecuencias; casi una regla humana, un viejo método para desaparecer. Será el destino, o el camino, o la reincidente estupidez, pero vale el sentarse a reconocer culpas; así decido escribir estas líneas, sin el ánimo de cargarlas a otros, sin tomar banderas hipócritas de denunciante . Solo me incita a reflexionar en grupo, con gente que supongo tiene los mismos pesares. Todo empieza con algún extraño síntoma, y el miedo atroz de padecer alguna enfermedad, sin llegar a ser hipocondríaco; el deseo de sentirse pleno, rebosante de salud y vitalidad; pero no siempre hay tanta suerte, algunos antes, otros mas tarde, a todos nos llega. Quizás en cualquier parte del mundo, solo conozco el mío, sirvan los sistemas de prevención, pero en nuestro capitalismo neoliberal, doy fe, que nada, ni nadie, escapa al sistema comercial de SALUD. Caer enfermo o sufrir un accidente, es sentencia para un indigente, complicado para un trabajador y solo cuestión de suerte para los ricos; cuando los sistemas comerciales de salud, ponen en marcha sus ráfagas de pánico popular, solo por mantener una infraestructura comercialmente deficiente, dejan de lado sus juramentos hipocráticos, su ética, y su sensibilidad humana. Pensar que alguien, con titulo de médico, practique una cirugía innecesaria, para cobrar honorarios; cirugías para detectar padecimientos, cuando al alcance están varias herramientas de diagnóstico, suena a película de terror, de bajo costo en producción, pero en realidad no lo son. Es triste e indignante enterarse de niños muriendo de hambre, cuando han descubierto la bacteria que los salvaría, pero al comercializar la producción, en este país libre, no puede o no debe estar al alcance de quien mas lo necesita. Pretender hallar la cura de enfermedades terminales, cuando probablemente sepan que las produce, pero nadie levanta la voz, pues alguna multinacional implicada, nos puede dejar sin el nivel de vida al que nos acostumbramos. Gastar mas dinero, del que podemos, para comprar medicamentos seguros, solo porque varios funcionarios corruptos vendieron a otros capitales, las patentes de formulas, desarrolladas y probadas en nuestro país. Seguir detallando situaciones, haría muy extenso el escrito y solo nos deja el sabor del llanto, el síndrome catástrofe; prefiero seguir esquivando el peligro, descontando mi buena suerte, como adicto a deportes extremos; vivir cada minuto como si fuera el último; no desperdiciar energía en discusiones intrascendentes; disfrutar lo pequeño e indispensable, como tantos indigentes; soñar con mutarme como bacteria, ante el cambiante y agresivo mundo exterior. Pero, basta de discursos sobre nuestras libertades; nuestra SALUD ES ESCLAVA DEL CAPITALISMO NEOLIBERAL.

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