miércoles, 20 de junio de 2007

Mi Espada de Damocles

De las vueltas de la vida, me gusta improvisar explicaciones, deducir aprendizajes, traducir mensajes, pero en estas semanas tengo que reconocer, que fue demasiado aleccionadora en cuanto imprevistos, tantos, que me impongo clasificarlos.
Comenzamos con un confuso diagnóstico, sobre la salud de mi Gallega; hipocondríaca aguda como las mejores, actuaba como si le quedaran horas de vida, todo lo que implicaba planes a futuro, solo le provocaban lágrimas; pretendía atención de Reina o discapacitada motriz, y ante la negativa acusaba un “me podrías dar el gusto, por lo poco que me queda!”; llegando al colmo del delirio pretendiendo elegir ella, su reemplazo en nuestra pareja. Por suerte, ya todo aclarado, solo las dos semanas de velorio de cuerpo presente y vivo!, se suman a su risueño anecdotario, y a mis futuros recuerdos extorsivos; moraleja: “cuando todo parece feo, disfrútalo, saboréalo, pues puede empeorar!”.
A los pocos días, descubrimos una vertiente en el piso de nuestro lavadero, comienzan las deducciones, trato de recordar mi diseño en cañerías de agua, deshecho teorías apocalípticas y comienzo la búsqueda. Luego de romper casi un metro de pared azulejada, siguiendo las cañerías, descubro una perdida; era de esperar que el maldito conducto, tenia que ser el menos accesible, o sea tuve que romper la pared del otro lado, para detener el sistema de aguas danzantes. Clausurado dicho caño, sigue vertiendo agua nuestro piso y como dijo un viejo albañil para explicar su error en el nivel de un baño: “lo que pasa Don, que el agua es muy porfiada”; pretendo creer que es otra perdida mas delante de la línea, pero al anularlo, descubrimos que sigue la inundación. Ya llevamos una semana, cerrando la llave de paso general cada ves que pretendemos usar el agua potable; siendo mas desalentador, que con las bajas temperaturas actuales, la dichosa llave, esta a cinco metros fuera de la habitación en plena intemperie; moraleja: “la naturaleza no es sabia, solo demasiado porfiada y empecinada en demostrar nuestra efímera incidencia en sus caprichos”.
Volviendo de visitar a nuestro hijo mayor, apresurado a bordo de nuestra kombi VW para no perecer de hipotermia, pretendo adelantarme a lo que yo mal suponía, un par de camiones viajando a 70 kms por hora, confiado al no visualizar luces de frente, acelero mi pseudo Porsche 1600 cm3, desafiando las leyes físicas de fuerza + velocidad + masa; descubro que no son dos, sino siete camiones; que teníamos transito de frente, solo que no era visible pues estábamos a pocos kilómetros de una curva cerrada; que estaba necesitando el doble del motor disponible para poder adelantarme; ya en el limite de revoluciones, haciendo señas desesperadas para que dejen un lugar donde encolumnarme, logré quedar entre dos camiones, segundo antes de que llegara la trompa de otro camión que circulaba de frente; debo agradecer a las bondades de mi vieja kombi, (respondieron las cubiertas en adherencia, los frenos compensados en sus cuatro ruedas, la dirección al rápido y exacto movimiento), por las cuales aún seguimos vivos y no somos solo un recuerdo, un numero más en las estadísticas; moraleja: “nunca te sientas en Rey del volante, pues por mas moderno que sea tu trono, puede terminar siendo tu cadalso”.Y así voy llegando a la creencia paranoica, con el día aquel que me lluevan aciertos y buena racha, estará mi compensadora espada de Damocles, para su estocada final; así será, ya lo tengo asumido; como también que la maldita, nunca me encontrará de rodillas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

estimado dn. Paco, se lo diré en chileno:
y qué querí güeón, si adelantai en curva cerràh, ah??????
Déjese de andar haciendo leseras!
Lo de la señora esposa, más bien es de felicitarla, porque siempre que a una le hacen análisis es bueno que salgan negativos... y alégres que lo quiere dejar hasta con pareja... ella se preocupa por uté.
Ahora lo del agua, ya es más difícil de reinterpretar, pero como uté bién lo dijo eso es porque:"es muy porfiada!"
Beso, y yo lo acompaño en el sentimiento, ante todo dignos y de pié.