sábado, 17 de marzo de 2007

¿Biodiesel?, andá!, el Negro ya sabia de esto.

Al leer un articulo sobre la posibilidad de exportar bio diesel,
recordé la visión futurista de Roberto Fontanarrosa, que al nivel de un Michael Nostradamus nos alerta de los riesgos a los cuales nos enfrentamos. Ojo!, que con los economistas de Occidente, no se juega!. Y ruego no terminar como la sacrificada tribu nomade irakí!.

Como es de publico conocimiento (ahora aun más, debido al escándalo con la General Motors) Irak carece de petróleo. En Efecto, la falta de tan preciado elemento ha sido suplida a través de generaciones y generaciones de sufridos nativos por un compuesto semielaborado cuya receta tan solo pudo conocerse a mediados de 1972, cuando la franja de Gaza ardía bajo las orugas de los tanques egipcios. El petróleo casero elaborado por los irakíes consiste, someramente, en un preparado a base de aceite de soja, papilla de garbanzos que se recogen de las planicies de Mer el Golán y antracita salitrosa tamizada en las propias riberas de los corredores cenagosos de Amek Kassem. Esta suerte de bolo alimenticio con insólitas propiedades energéticas pasa luego a manos de las tribus nómades del norte de Kasserna, quienes se ocupan de machacarlo tenaz y concienzudamente en arcaicos morteros de cobre, los mismos que redujeron a monedas, calderilla o sencillo el oro que cientos de años atrás recopilaba Abut Al Macén durante sus tropelías por los andurriales de Samarcanda. El proceso finaliza en los Altos Hornos de la cuenca de Kassem donde se lo alea o mistura con breva sintética importada del Cáucaso soviético, a través del sonado acuerdo de 1973. Este último paso confiere al símil de petróleo manufacturado ese sobrio tono negro que tanto fascina a los economistas de Occidente. Todo marcharía como sobre cojines para los exportadores irakíes, si a mediados de enero de este año, las destilerías que proveen a la General Motors no hubieran quedado paralizadas durante tres semanas, debido al atascamiento en sus atanores superiores por el aglutinamiento de garbanzos mal pisados en el supuesto petróleo recibido desde Irak.
De nada valió que el gobierno de dicha nación extendiera las excusas del caso, ni que detectada la tribu nómade responsable de tamaña irresponsabilidad en la elaboración, fueran decapitados sus integrantes en brillante ceremonia que la RAI televisó a color para toda Europa. Irak se quedó sin negocios. Su petróleo manufacturado con una potencia octánica equivalente a la de la acetona, el saki o bien al ginger ale con bitter, debió abocarlo al consumo interno, pues es sabido que tal emplaste configura un manjar altamente apetecible para los camellos (siendo esta realidad, lo que llevó a los irakies a pensar que podría aplicarse a todos los medios de locomoción).

Fragmento del capitulo:
“El Espejismo de Abd Al Kadash”
En el libro:
“Los Trenes matan a los Autos” Ediciones de la Flor.
De mi ídolo Roberto (Negro) Fontanarrosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Te leo y te aseguro ue lo seguiré haciendo .

Paz/

Anónimo dijo...

aH! esta me dio penita...