viernes, 27 de julio de 2018

Fuera de servicio 27/07/2017

Por fin tengo la oportunidad de ver alguien de mi familia; aunque en una habitación compartida con otro internado, pero es un poco más grande y más cálido que la caja en terapia intensiva. Mi familia, que ya había acomodado la poca ropa que llevaba, me pone al tanto de todo lo ocurrido cuando estuve en OFF y que me visitaran los cardiólogos, para informar los siguientes pasos a seguir. Llegan Florencia y Viky, mis ángeles de la guarda, ya que si seguía sin su rápido diagnóstico, paseando por dentro del hospital, talvez no hubiese tenido oportunidad de seguir contándola. También llega Belu (la cardióloga), otras enfermeras, y me ponen al tanto de las nuevas reglas a cumplir; por suerte pasan preguntando que menú prefiero y me sale casi por reflejo:
_ Pollo, no!. Todavía me considero vegetariano.
Así que me dan a elegir entre croquetas, verduras hervidas, arroz, etc. Y no es que cambia demasiado mi humor pesimista, pero al parecer más a mi rutina alimentaria, me baja un poco la ansiedad. Recupero mi aparato celular, y ni bien lo enciendo, empiezan a llegar mensajes, whatsapp, avisos por llamadas perdidas; por lo cual, en total acuerdo con Belu, decidimos se lo quede ella y dé a conocer, que por unos días me declararon, “fuera de servicio”!.
Yanet, mi corresponsal de prensa, ya había puesto al tanto a mi compañero de habitación, de todo lo acontecido y comenzaba a pasarme datos de el; me cuenta su padecimiento, su desesperanza por tanto tiempo con esos diagnósticos inciertos, donde ya terminas desconfiando hasta de Dios mismo; me toca escuchar la charla de ánimo de su médico, que lejos de ser un diagnóstico, parece más una disertación sobre un libro de auto ayuda; la famosa frase: se nota una leve mejoría; con la correlativa respuesta: yo no siento que estoy mejorando, para mí, sigo igual que antes de la cirugía. Es cuando experimento esa rara sensación de congoja, donde sin ser un sentimiento de lástima, suena como algo confortante saber, que no sos el único con este tipo de problemas; entrando en las odiosas comparaciones, te auto consolas; te ves afortunado aun en la desgracia, siendo más Fierro que Martin, pero con algo de suerte; sentís la calma, como de encontrarte en una isla desierta, rodeada de tiburones, pero acompañado!; y aunque suene demasiado estúpido: no es lo mismo tener un socio en la desgracia, que sentirte el mejor desafortunado del mundo!.
Pasamos la primera noche en la habitación, durmiendo con mi Belu como cuidadora, tirada en el suelo a mi lado; comenzamos las nuevas rutinas: dame un poco de agua; alcánzame el papagayo; no puedo dormir ni aun cerrando mis ojos; oigo respirar a los demás y son nuevas experiencias, no porque nunca haya estado en habitaciones con desconocidos, sino porque era el único, que no podía, o no quería, cerrar los ojos!.

No hay comentarios: