viernes, 14 de septiembre de 2018

Ahora me da besos!. 01/08/2017

Sigue el intercambio de visitas; llega mi Yanet, con cara realzada en lágrimas, dándome besos a mansalva y me causa gracia la situación; ya que vienen a mi memoria, las batallas encarnizadas por el simple motivo de errarle a un simple pronóstico, y no poder aprovechar a devolverle cada uno de los besos, ya que no puedo ni levantar mi cabeza!; cosas del destino, nuestra relación siempre fue extrema: pasamos del vapor de agua al hielo, sin el estado intermedio; del cielo al infierno, sin ser excomulgado; de la sequía a la inundación, con solo segundos de tormenta!.
Me dice con voz entre cortada y en voz suave, como si temiera despertar a alguien:
_Como te sentís Paco?.
_Bien Mami!, supongo que por ahora, mientras duren los calmantes, voy a andar tranquilito y sin apuro.
_Si, quédate tranquilo, me dijo la enfermera que podes llamarlas con ese botón que esta al lado de la cama; que si sentís molestias, las podes llamar.
_Si, ya me comentaron los procedimientos. Me pega un beso en la frente y dice:
_Me voy Paco, los chicos también quieren pasar a saludarte.
Llega Horacio, nuestro hijo mayor; sonriendo y comentando:
_Ay Paco, confirmas que sos un Fierro total; mientras estabas en cirugía se cortó la energía dos veces; parece que explotó un transformador acá cerca.
_No?, en serio?; y si Bebé, si necesitabas la confirmación, ahí la tenes!.
_Bueno Viejo, pero dice el cirujano que todo salió perfecto; estuve con la tia Daniela cuando el le pasaba el parte médico; por ahora seguís en la lucha, je je.
_Dale Bebé, acordate de hacer los pagos por Home Banking.
_Si, Viejo, ya vi el correo que me mandaste; quédate tranquilo, yo me encargo.
Sale Horacio y entra la tromba mas chica, la Belu, la digna representante del aquelarre familiar; como siempre apuntando todos los acontecimientos que me perdí, anécdotas de mis nietos, chismes de “mi mujer”, como si no fuera su madre; en buena hora, con caricias y sus comentarios ácidos, me hace reir unos minutos. Se despide comentando:
_Ja Papi, que lujo esta sala de terapia!; me dijo la tía Daniela, que ellos allá en Reconquista ni cerca a tener tanta tecnología.
Se va la Belu y entra nuestro segundo hijo, el Juanpi; sigiloso como siempre, sin emitir sonido alguno, con cara de gato precavido al avistar una jaula; hasta ahora, el único del grupo que había visitado salas de terapia intensiva, en varias oportunidades, era el!; hoy ya éramos dos los agraciados; observa todo el equipo, supongo entrando en odiosas comparaciones y comenta:
_Mirá vos Paco!, quien diría que ibas a caer en estos lugares!.
_Si Juanpi, tanto cuidarme la salud, e igual termino acá, abierto al medio!.

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