sábado, 23 de junio de 2018

Estoy al horno 26/07/2017

Vuelvo a despertarme a las 6 de la mañana, repitiendo la misma secuencia de dolor y es cuando ya no puedo volver a dormir y recapacito que deliberadamente “estoy al horno”. Ya es imposible tanta coincidencia; tampoco podría ser sugestión o paranoia, mi cuerpo me estaba tirando una alerta y vuelvo a recalcular mis siguientes actos en pos de los acontecimientos, con el archi conocido: y ahora que mierda hago?. Era demasiado temprano para molestar a todos mis conocidos, pidiendo un consejo médico. Suena el despertador y seguía sin dejar de pensar sobre mi futuro, espero el horario de entrada a la oficina, llamo por teléfono y aclaro:
-Decile a los compañeros, que estoy descompuesto, pase una mala noche y no voy a ir la oficina ahora; después les aviso.
Cuando calculo que mi hermana Daniela ya podría estar despierta, comienzo a mandarle whatsapp preguntando si puedo llamarla. A pocos minutos me contesta y la llamo.
-Hola Paco, que paso?. Claramente interpreta que algo grave pasó, ya que no es horario como para andar saludando.
-No se Negra, tengo un dolor raro en el pecho, que ya me despertó 3 veces y me estoy asustando.
-El dolor te despierta?. Te dura mucho el dolor?.
-Si, el dolor me despierta, pero me dura muy poco y después no siento nada más. Es cuando el silencio de Daniela me preocupa mas todavía. Y como la conozco hace 40 años, se que esta rumiando sus palabras como para no espantar a su hermano hipocondriaco.
-Ay Paco!, quédate tranquilo, pero no pierdas tiempo; es posible que sean síntomas cardiacos, así que ándate lo antes posible a un cardiólogo en Rosario y mejor si vas en ambulancia. Quien puede asimilar distendido la suma de las palabras: cardiaco, rápido, ambulancia, sin que se le aflojen los parámetros de cordura!. A estas alturas, la lluvia y cruce de llamados con nuestros hijos, era bastante fluidos y todos coincidían, que debía buscar un médico para que autorice el viaje en ambulancia. Envío un mensaje a mi médico de cabecera, no estaba en el pueblo; voy en busca de otro médico conocido, también había viajado. Adoptamos el plan C, el médico de guardia en el SAMCO (un hospital público de pueblo), que por suerte nos atendió en unos minutos y da comienzo al dialogo, que repetiría unas 10 veces durante todo el bendito día.
-Que síntomas tiene?.
-Es como un ardor en el centro del pecho, que después se convierte en dolor punzante, me repercute en la espalda y se traslada a mi brazo izquierdo.
-Cuando le ocurrió este cuadro?.
-Ayer a las 14 horas, hoy a las 2 de la madrugada y a las 6 de la mañana.
-Y porque no vino hasta el hospital en ese momento?.
-Es que me dura menos de un minuto y después no siento mas dolor!.
-Es fumador?
-No, nunca fumé en mi vida.
-Es hipertenso?, sufre arritmias.
-Nunca tuve cuadro de presión alta o arritmia.
-Cuantos años tiene?
-Voy a cumplir 61 años el mes que viene; hace 40 años que soy vegetariano; hago 40 minutos de bicicleta fija casi todos los días.
-Es diabético?, tiene colesterol?, toma algún medicamento con corticoide?.
-No, solo triglicéridos y estoy tomando medicamento para bajarlos.
-Cuanto tiene de triglicéridos?
-En el último análisis tenía como 280.
-Cual es su ocupación laboral?.
-Trabajo de oficina frente a una PC.
Y es cuando noto una mirada de desconfianza de parte del médico, como que no le estoy contando todo, o en el peor de los casos, supone que soy uno de esos hipocondriacos con un bruto ataque de pánico!; o peor aún, debe pensar que me pase de viagra y ahora tengo miedo que me dé un infarto.
-Estaba durmiendo cuando tuvo esos síntomas?.
-Si, y me despertó el dolor. Esa era la frase clave: estaba durmiendo y me despertó el dolor; fue cuando cambió su actitud desconfiada y me llevó a enfermería para que me midan la presión arterial, me realizaron un electro cardiograma y un análisis de sangre en busca de Troponina T, que denuncian infarto cardiaco.
Todo fue negativo; el insistía en que un electro cardiograma solo sirve si se realiza en el mismo momento de los síntomas; yo volvía a insistir con me era imposible llegar a medianoche, justo en momentos de los síntomas. Seguimos deliberando sobre mi traslado en ambulancia, a otro centro asistencial preparado para cardiología; después de casi una hora llamando por teléfono, nos comunica que es imposible conseguir una plaza donde derivarme en ambulancia. Por lo cual prepara un escrito donde da su diagnóstico, y me dicta un escrito en el cual expreso: “comprendo potenciales riesgos de alta voluntaria y entiendo la necesidad de concurrir a un nosocomio en carácter de urgente, dejando conformidad por escrito”; o sea, me hago cargo y que sea lo que Dios quiera!. No fue fácil asimilar la situación, pero acostumbrado a las malas, disidimos viajar a Rosario en auto con nuestros hijos. El viaje fue tranquilo, sin sobresaltos, salvo que conducía Juanpi!; Belu de copiloto, criticando como siempre su indecisión a la hora de adelantarse o frenar; calculo que mi cara era de espanto y ellos con la misma mirada del médico: “este tiene un ataque de pánico”.

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