viernes, 1 de junio de 2018

Martes 25 de julio 2017

Volvimos del ensayo coral, nos tomamos un tecito de hierbas y me fui a descansar; no así la señora Yanet, que firme a su adicción por Netflix, se quedó a ver unos episodios de Black List. Me desmaye al instante, como si mi organismo tuviera un sistema automático de hibernación: cuando mi físico detecta posición horizontal, mi cerebro se desconecta. Fue mas o menos a las 2 de la mañana, que desperté y volví a repetir la misma secuencia de dolor!. Ya era imposible que fuera un simple calambre, y es cuando me indigna que mi puta paranoia sea tan acertada!; me levante realmente desanimado; nada era normal, baje la escalera recalculando mi situación; Yanet seguía mirando Black List y se sorprendió al verme.
-Que te pasa?,
-No se, me despertó un dolor raro.
-Dolor raro?, vos un dolor raro?. No respondí, porque en esas situaciones de desconcierto, suelo ponerme demasiado ácido y a estas alturas, mi estado de alerta era tan importante, que tenía totalmente ocupadas a mis neuronas egocéntricas. Veo la PC encendida; por reflejo voy al viejo y querido Google, y escribo: “dolor en el pecho y brazo izquierdo”. Cuando leo los títulos de coincidencia, me cae la ficha; creo que se me dilataron las pupilas!, no dejaba de leer rápidamente todas las opciones y todas coincidían en algo: deficiencia cardiaca. En una de las tantas que leí en 10 minutos, aconsejaba tomar una aspirina, ¿para fluir más el torrente sanguíneo?, no disponía de claridad como para analizar el consejo; situación similar a la descompostura gastrointestinal en un acto protocolar, lejos de los sanitarios: Calculas rápidamente el mal menor o lo que tu paranoia proyecta como acontecimientos irreversibles, las excusas que imaginaras ante la catástrofe, cerras los ojos, tragas saliva y le encomiendas tu alma al diablo, ya que sabemos disfruta ponernos en esas terribles encrucijadas. Igual pregunté: -Hay aspirinas?, de reojo mi estimada me tiró: -Vos vas a tomar una aspirina?. –Que te pasa?. Obvio, tomar algún tipo de calmante siempre fue parte de mi resistencia natural; las personas que toman calmantes por costumbre, distorsionan las alertas que nuestro cuerpo presenta, pero el espanto era importante y tome un ibuprofeno, que era lo más parecido que encontré en nuestra casa. Volví al dormitorio muy preocupado, pero el cansancio me volvió a vencer.

1 comentario:

archivaldo martinengui dijo...

justo lo que no debiste tomar, luego te explico que es mejor...sobre todo si esta La Señora cerca...jiji