viernes, 17 de agosto de 2018

Desnudo descuidado 30/07/2017

Esos días apacibles, con toda mi familia mimándome como a un recién nacido, preocupándose por mis necesidades, por mi salud mental, por mis compromisos financieros; en un clima agradable mantenido artificialmente, con personal competente preguntando por mis preferencias culinarias; es la utopía de todo ser humano y quien puede negar la cercanía con lo que uno interpreta como felicidad!; pero al ubicarlo en tiempo y espacio, sabiendo que pueden llegar a ser mis últimos días, lo cambiaría sin dudar por la peor rutina laboral. Así como la vida me volvía a golpear bajo; bueno, en realidad ya la vida no solo me vuelve a golpear, me hizo piquete de ojos, me escupió en la cara, me golpeó los genitales, mi tiro al piso y ahora sigue pateándome en el suelo.
Como no tenía otra opción que aceptarlo, es que dedique por completo a ponerme al día con libros que si o si, debía leer!; los devoré en un par de días. Ya no sabía si llorar, insultar, ponerme violento, o simplemente comenzar las plegarias; todos tratan de darte ánimo, de fingir que no hay nada grave!. Sin embargo, las proyecciones agoreras, que son mi especialidad desde que tengo memoria, son más fuertes a la hora de repensar la situación; cualquiera que no me conoce, diría que soy muy pesimista; pero la realidad en mi vida, evidencia que soy muy paranoico, pero con sobrados motivos. Sigue la visita de toda mi familia, voy poniendo al tanto al mayor de mis hijos con todas mis claves y cuentas bancarias, tarjetas, correos; el insiste que no es para tanto, igual continuo detalladamente como ingresar a cada sitio.
Ya son tantas las visitas, que una de las enfermeras nos comunica, que podríamos sentarnos en las salas del piso, lo que vemos más práctico y puedo salir un poco de la habitación!. Salgo con esa bata horrible, pasible de un desnudo descuidado, frente a la sala de enfermeros; los saludo y veo que se levanta uno de ellos diciendo:
_Espere señor, que le pongo una cinta para cerrar la bata.
Claro, pobre pibe, sintió vergüenza ajena. Que pedazo de espectáculo estaría dando, que veo sonrisas en todos los enfermeros. Más tarde le comunicaron a mi mujer, que disponían de una salida de toalla, como las que alquilan en las piletas termales y no seguir mostrando desnudos descuidados!. Sentados en la sala de visitas, conversando un poco de todo, tratando de mantener la calma, veo que alguien se me acerca desde un costado diciendo:
_Yo, a esa voz la conozco. Levanto la vista y si, es un asociado de la cooperativa donde trabajo.
_Hola, que haces acá Carlos?.
_Yo de visita, y vos?, que haces con esa bata?.
Fue cuando intercambiamos dolencias; el venia de visita por su padre; yo pase a recitar, ya de memoria, todos los acontecimientos hasta este día; obvio que no lo podía creer, comenta la reiterada frase:
_Pero se te ve bien!.
_Si verdad?, pero no siempre es lo que parece Carlos.
Nos despedimos deseándonos suerte! Y terminando la tarde, volvimos a la habitación, con mis nuevas rutinas!.

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