miércoles, 18 de abril de 2007

Un 21 de abril.

Un 21 de abril, fue el primer día de varias glorias familiares, nuestro primer parto, presenciar la maravilla, el llanto del recién nacido, la conclusión de larga espera e incertidumbre; nació nuestro primer hijo, fue el primer nieto, primer sobrino, primó en todos los álbumes de fotos; un bebé, que a pesar de tener horas de nacido, parecía tener dos semanas de vida. Comenzamos con el curso acelerado de padres, que solo dictan los consejos de mayores y el sentido común; por mas enciclopedias que leíamos, no entendíamos porque dormía de día, y de noche, solo saltaba en la cuna hasta terminar durmiendo entre sus padres. De niño, ya demostraba su temperamento, sus prematuros deseos de libertad, sus primeros pasos a los nueve meses de vida, sus primeras palabras sin la “r”, esa odiada consonante; su repetida frase mal pronunciada, “yo solito, yo solito”; memorizaba sus libritos de cuentos, para luego sentarse en su cama y leerlo de corrido sin conocer las letras. Luego llegó su hermano Juan Pablo (Papalo, para el), convertido en un juguete mas, (hasta que el pobre aprendió a dar puntapiés con sus zapatos ortopédicos); su hermana Belén, victima de todas las pruebas, que interesan a un niño en sus cuatro años, (salvándola solo la suelta de su lengua y desgarrante llanto que asustaba hasta las mascotas).
Ya pasaron 26 años!, toda una vida para nuestro Bebé; sigue siendo el mismo temerario y audaz que recordamos, (su marca máxima, 30 kilómetros recorridos en bicicleta a escondidas de sus abuelos, para visitar a su madrina con tan solo 10 años de edad); sumado a su búsqueda de trabajar, en lo que realmente le agrada, lo llevó a vivir fuera del hogar paterno a varios kilómetros de distancia, aunque gracias a la tecnología y comunicación de por medio, siempre esta al alcance de los reproches de su madre. Ya está confirmado, por mas que imploraran sus abuelas, no cargó con nuestro dioses, pero si con casi todos nuestros sueños, nuestros vicios y heredó o eligió por conveniencia, los defectos de quien suscribe; siempre sentí des apego con lo material, si hay se disfruta y si no, se aguanta!, pero el bebé me superó por varios cuerpos, nunca deja de asombrarme con sus inversiones, (léase literalmente inversiones, tener algo de dinero y en segundos nada); sorprende su capacidad de entendimiento, sensibilidad, inteligencia, desvelo y preocupación por sus amores, pero el dinero!, “le quema en las manos”; normalmente cuando nos enteramos de alguna practica de ahorro, sabemos que no es su iniciativa, es bajo amenaza de su actual pareja (La Reina Alejandra).
Aunque en ocasiones bromeo con mi supuesta paternidad biológica (sobre todo cuando reclama asistencia económica), es uno de mis tantos orgullos en esta vida que nos toca, verlo tan grande, convertido en jefe de familia, en hombre de bien (como decía mi abuelo Manuel), alivia todo lo triste de nuestra época. Lo único que sigo reclamando, con posibilidades a volcarme en bochornosa extorsión, hipotecándole a su valioso y verdadero capital (su Reina), es la simple razón que:
¡aun, no soy abuelo!.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uy! que egoísmo el de este niño!!!! ... sabes Paco? yo siempre pienso que no me importa si a Adrián le gustan los hombres... pero si no quisiera adoptar... ah! que desilución... mi marido se rie de mi y dice que si, que exactamente así soy yo... un beso.

Anónimo dijo...

Espérte, Paquito, cuando séas abuelo te vas a sentir como en las nubes!
Te lo dice la abuela (prematura, eso si) de una hermosa beba de 1 año con 4 meses (bueno, casi 4, es del primero de enero.)
Ya nos avisarás cuando alguno de tus hijos te 'haga el favor'.
Abrazos.