El Padrino (de la Boda, eh!)

Al ser esta y única ves que oficiaré como padrino de bodas, llovieron todas las acusaciones a mi forma particular de vestirme, mi clásica “anti etiqueta”. No hay mejor recurso, cuando uno pretende negarse a cumplir un ritual, que invocar antiguos principios; como por ejemplo: yo nunca use traje!, no me voy a gastar lo que no tengo, para usarlo un solo día en mi vida. Para mi desgracia, una ves mas, contando con mis mujeres acosadoras, ¡no dio resultado!, La Belu decidió alquilarme un traje y pagarlo de su bolsillo.
Así que ya resignado a mi destino, partimos a la ciudad de Rosario en busca de un local para tal efecto; comenzamos la ardua tarea de encontrar las prendas y modelos, que sugería el dueño del local y conformara a La Belu. Tomo varias veces mis medidas, bajó a un deposito y volvió con varios sacos, pantalones, corbatas y hasta zapatos; me vestí y desvestí varias veces dentro de un escueto probador, salí continuamente a mostrar mi vergüenza; gestos de aprobación, miradas catadoras y algunas que otras sonrisas de mi Gallega, que según acotó después, parecía vestido como para tomar mi primera comunión!.
Al fin luego de varios minutos, pareció conformar a toda la audiencia femenina, confirmando con un cerrado aplauso y premisas, tales como: Al fin vestido como la gente!, sabiendo las dos que esa frase, para mi orgullo y ego, representa una ofensa! (leer mi anotación La Foca Dorada http://misdenunciasyconfesiones.blogspot.com/2007/11/la-foca-dorada.html )
Ya saliendo del local, comenzaron a bromear sobre la cantidad innecesarias de veces que el modisto, tomó mis medidas; pensé que sus bromas iban en dirección a mi porte desgarbado, cuando en realidad se referían a sus modos afeminados, y la supuesta intención de acariciarme; es cuando devolviendo el golpe bajo, les digo: “No se, hace tanto tiempo que alguien no me manosea tan amigablemente, que no me molestó en lo mas mínimo!”. Pues aun conservando mi heterosexualidad, soy conciente que la mayoría de los manoseos sufridos, fueron para humillarme! y no para tomar medidas.